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Todos los caminos llevaron Alejandro a convertirse en un gran poeta, un músico capaz de vender más de 25 millones de discos, todos sus 11 cds han sido grandes éxitos de venta, ganador de Premios importantes como el Grammy y el Latin Grammy, entre tantos otros.

Este será un viaje en la vida del hijo, del hombre, del cantautor e ídolo Alejandro Sanz.

Una vida llena de alegrías, tristezas y fans, un chiquito que nació con la música en el alma, con el flamenco pulsando su corazón y convirtiendo cada hora, minuto y segundo de su vida en una poesía, poesía capaz de contar todo lo que piensa, lo que sufre, lo que ama.

La pasión fue heredada de su papá, Jesús Sanchez, un hombre que se entregó desde muy temprano a la música, que lo hizo dejar su ciudad de origen, Algecira, para ir en busca de un sueño.
Años más tarde, ya casado con Maria Pizarro Medina y viviendo en España, la música trajo el sustento de su familia ya crecida. Jesús y Maria, en 1968, ya eran padres de dos niños: Jesús y Alejandro.

Por muchos años, Jesús siguió su camino, con su grupo Los 3 de La Bahía, que fundó con dos hermanos de San Roque, acompañando cantores como Dolores Vargas, Manolo Escobar y Lola Flores y tocando en otros eventos. Cantaban boleros de Los Panchos, canciones mexicanas y música de su autoria.
De su papá, también heredó otra pasión: el Betis (equipo de futbol de corazón, de Alejandro).

Antes de tornarse cantor, Jesús fue deportista, era conocido por “Jesuli”, pero una lesión lo apartó del deporte.
Jesús Sanchez completaba la renta familiar con la venda de libros usados, así la casa de la familia era llena de libros por todos los lados. Libros que también se convirtieron en una gran pasión en la vida de Alejandro.

Alejandro nació el día 18 de diciembre de 1968, en un miércoles, y su nombre ha sido elegido en homenaje a su padrino Manuel Alejandro, un genio de la música y exitoso compositor, responsable de los éxitos de Raphael y Rocío Jurado. Su madrina es María José, dueña de un restaurante adonde su papá tocaba, y este la consideraba como una hermana.
Creció jugando por la calles de Pueblo Nuevo, barrio en que vivió hasta el inicio de su adolescencia, tiendo como compañero a su hermano mayor, Jesús. Los dos han sido cuidados por su mamá, que dedicó su vida a sus dos hijos.
La música tocó el alma de Alejandro desde muy temprano, su papá lo llevó a trazar rumbos, a conocer personas y lugares que lo enseñaron cual era su verdadero camino.
Los días que pasaba en Algeciras, como en las fiestas de Nochebuena, rodeado de sus familiares, eran grandes momentos de felicidad para Alejandro, en que se reunían para cantar, beber, comer y echar risas con chistes. Y fue en una de esas citas familiares, que se dio inicio a su amor por el Flamenco. Él se volvía encantado. Vale decir que en uno de esos momentos, Alejandro conoció a Paco de Lucia, pues sus papás eran amigos de este gran artista del Flamenco.
Disfrutaba de sus vacaciones en Algeciras aprendiendo a andar en bicicleta o a caballo. Cuando terminaba las vacaciones él no quería volver a Madrid. Sin embargo, aprendió a identificar la Constelación de Órion, así, cuando echaba de menos a Carmona y Algeciras, él miraba al cielo y se sentía en casa. Afición que sigue hasta hoy y que tiene un valor muy especial.
Su niñez ha sido de mucha música. Cuando su papá estaba en casa, los dos solían cantar y tocar juntos. Su admiración por la música era tan gande que empezó a tener clases de guitarra a los siete años de edad, y la primera música que aprendió fue “Romance Anónimo”.
Alejandro también se destacaba en su familia por su maña extrovertida, característica también heredada de su papá, que adoraba gastar bromas.
Cuando tenía trece años, su familia se trasladó para otro barrio de Madri: Moratalaz. En este barrio él conoció la ley de las calles, un barrio bien complicado para un chico que estaba tornándose un adulto.
Por lo tanto, a lo largo de esos momentos difíciles él tuvo como compañía su guitarra, que era su compañero inseparable. En esta época ya sabía tocar Flamenco y por eso sus vecinos le tenían respeto.
La vida en Moratalaz ha sido muy dificil, pero él enfrentó y aprendió con todas las dificultades y tristezas por las cuales iba pasando. En esta época sufrió la pérdida de algunos amigos que se murieron muy jóvenes.
En la adolescencia, Alejandro era fan de Heavy Metal, compraba discos de Judas Priest, Iron Maiden, AC/DC, Led Zeppelin, Deep Purple, Rainbow y Whitesnake, y participaba de concursos de Rock.
A cargo de su mamá empezó a frecuentar un curso de auxiliar en administración, en la escuela de Vicente Ramírez. Él concluyó ese curso con mucho éxito. La escuela era muy importante para Alejandro, pues su vida se cambió en razón de nuevas amistades que conoció, de los amigos de clase, y principalmente por Vicente Ramírez.
Alejandro en esta época además de ser conocido por su lado extrovertido, temperamento fuerte, tiene un lado poco conocido de sus fans, que es su lado protector. Por dos veces él se metió en peleas en defensa de las mujeres. La primera vez ha sido en la ciudad natal de su mamá, Alcalá de Gazules, cuando defendió a una chica de unos chicos que querían lastimarla, y la segunda, ya adolescente, cuando defendió a una mujer de un asalto en un autobús.

Su papá Jesús, cuando se aseguró que la decisión de su hijo era definitiva, se empeñó en ayudarlo. Como tenía algunos contactos, consiguió presentaciones para Alejandro en Pubs y Clubs. Padre y hijo llegaron presentarse juntos, pero han sido pocas veces, porque Jesús ya había encerrado su carrera para trabajar como agente artístico y regaló a Alejandro una guitarra que él tocaba en Los 3 de la Bahia.
Buscó a Antonio Arenas (que falleció en 2008) para que Alejandro se perfeccionase en el Flamenco, y al revés de darle clases, Antonio decidió montar un grupo que se llamaba “Sol y Arena”, formado por su hijo, un amigo de su hijo y Alejandro. Fueron pocos conciertos y luego Alejandro fue presentado al Productor Musical Miguel Angel Arena, El Capi. Trabajando con Capi escribió las músicas “Gángster” y “La magia de su corazón“ para Los chicos de Tass, un grupo que se asemeja a una “boy band”.

Hizo coro en conciertos de Tino Casal y Laín. Alejandro aprendió mucho al lado de Capi, enseñanza que lo ayudó a producir su propio proyecto, el disco Viviendo Deprisa.

Viviendo Deprisa fue lanzado en Mayo de 1991 por Warner Music, con 10 canciones de su autoría. La canción “Los dos Cogidos de la mano” fue su primer éxito. Con el video de “Pisando Fuerte”, Alejandro ha conquistado y despertado los sueños de todas sus fans. En la canción “Toca para mí”, se cuenta que Alejandro se inspiró en un músico ambulante que él siempre encontraba cuando paseaba con su novia, por un parque.
En noviembre del mismo año, el álbum conquistaba la venda de 60.000 discos. Y ya empezaban sus visitas promocionales a Los Angeles y Miami, adonde aún no era conocido. Fue una experiencia útil para que él aprendiese lo necesario para conquistar nuevos mercados, por lo tanto, al llegar a México se encontró con sus primeras fans locales que ya lo esperaban.
El dia 14 de diciembre Alejandro se presenta en Madrid por primera vez, frente a 4 mil personas en un concierto beneficiente de Navidad para la Unicef (y con un gran árbol de navidad en el escenario). Él fue el único artista en el evento. Fue un gran apoyo para la carrera de Alejandro. Sin embargo, no fue el primero evento beneficiente de lo cual Alejandro había participado, pues cuando aún era alumno de Vicente Ramírez, él y sus amigos a pedido del profesor, organizaron un evento en que cada uno hacía lo que sabía, un concierto de talentos. Él cantó “La Saeta”, un poema de Antonio Machado, que Serrat lo transformó en una canción.

En 1992 realizó conciertos en toda España, Venezuela, USA, México, Colombia, Argentina y Chile. Solo en México Viviendo deprisa vendió más de 260.000 copias y conquistó Disco de Platina.
Viviendo deprisa fue el primero paso para que el nombre de Alejandro Sanz, un joven de solo 22 años, se convirtiera en la magnitud que es hoy. Camino que es respaldado por cada melodía, por cada palabra y principalmente, por sus sentimientos que son toda en cada poesía.

Poema La Saeta
de Antonio Machado

¡Oh, la saeta, lo cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!

Continuará...

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